lunes, 10 de junio de 2013

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Los Siete Saberes Necesarios Para la Educación del Futuro - PEI 2013

Introducción El siglo XX es un periodo marcado por etapas conflictivas que han modificado de una u otra forma al mundo físicamente, pero más importante aún, forman una nueva manera de pensar en la humanidad. Distintas ideologías, sistemas políticos, religiosos, entre otros, dieron como resultado una relevante cantidad de choques, guerras y batallas tanto físicas como ideológicas que nos han ayudado a cambiar la forma en la que vivimos en nuestro planeta. El pasado nos ha dejado experiencias como herencia que nos ha servido para darnos cuenta de cómo actuamos en la tierra y nos muestra las cosas que debemos mejorar. Hemos adquirido la idea de que como seres humanos, todos somos parte de un mismo ecosistema; que debemos ser parte de él de forma comunitaria y solidaria, pues es nuestra única "patria". Cobramos la idea de que nuestro progreso es un arma de doble filo, pues nos puede llevar hacia un progreso infinito y beneficioso o puede terminar siendo el arma mortal con el cual nos aniquilamos. Como seres humanos modernos, quienes viven en un nuevo siglo marcado por experiencias y avances, usamos nuestro pasado como base, nuestro presente como progreso y nuestro futuro como una ambición. Con la educación que formemos en el nuevo siglo, aspiramos por lograr una transformación global, la cual lleve a nuevas transformaciones que lograran mentalizar al ser humano como ser perteneciente a su Tierra. Ideas Principales El Temor a la Muerte El siglo XX es una era "oscura", marcada por hechos de naturaleza violenta e ideológica. Es un siglo marcado por continuas guerras y conflictos entre la humanidad y es en este periodo donde el ser humano llegó a un punto en el que encontró un nuevo método de manipulación: La Muerte. La llamada "herencia de muerte" es el legado que nos deja este periodo. Decenas de millones de muertos a lo largo de dos brutales Guerras Mundiales da razón a la teoría de que la evolución humana es un crecimiento del poder de la muerte. El concepto de la muerte en el Siglo XX se vuelve un método de impartir terror en la sociedad, con el cual se llegaba a la manipulación ideológica, que permitía mantener el sistema deseado. Surge el conocimiento de que la violencia nos envuelve, de que vivimos rodeada de ella y de que la muerte es algo inevitable, inesperado y amenazante. La muerte da paso al nacimiento de una nueva forma de pensar; una forma que permite tomar conciencia de que la vida de las personas es algo frágil. Viendo esto, grandes potencias y mentes buscan el control de la humanidad, difundiendo la idea de que la muerte espera a aquel no que se apegue a sus ideas. Las constantes guerras y conflictos políticos que surgen durante este periodo solo ayudan a intensificar el temor. Tenemos por ejemplo los campos de concentración Nazi, producto de la Segunda Guerra Mundial, en donde la lucha de ideologías por medio de la violencia es una de las formas más visibles y estos campos son las consecuencias más obvias de no seguir a los grandes mandos. Es por medio de la violencia que se busca el control, pues con cada día que pasa, el temor de la gente se intensifica. El ser humano pasa de ser un individuo a un número y las miles de millones de personas que mueren entre conflictos se vuelven estadísticas. Acompañado de la violencia física que imparte el mismo ser humano, el gran avance científico que logramos en este siglo nos juega en contra. Creamos potentes armas nucleares que amenazan la seguridad de personas inocentes de forma aleatoria. Así aprendemos con Hiroshima de que la destrucción y aniquilamiento de miles de personas en un corto periodo tiempo es algo simple y posible. Japón se rinde después de dos atentados nucleares en su contra, fortificando la idea de la muerte como temor y manipulación. Por otro lado, nos enteramos de la amenaza de los Virus y otras enfermedades que creíamos inexistentes o solucionadas desde hace tiempo. Surge el SIDA; uno de los males más predominantes del Siglo XX y que se ha mantenido predominante hasta nuestros días, cobrando nuevas víctimas cada día. A la vez, nos damos cuenta del daño que le hemos hecho a nuestro ecosistema; el medio ambiental que todos compartimos y en el que vivimos se ha deteriorado de forma preocupante en los últimos años, amenazando nuestras vidas y el de las nuevas generaciones. A fines del siglo, surgen abundantes cantidades de nuevas drogas de uso propagado, las cuales solo intensifican nuestros pesares y temores. La muerte ha ganado territorio en nuestras almas y no hace más que intensificarse. La amenaza de las armas nucleares es un temor que planeas sobre nosotros. El miedo que nos provoca la degradación de la biosfera nos envuelve y las drogas no son más que un ataque directo a nuestras almas. La muerte es ahora parte infaltable de cada ser humano. Pero estas nuevas amenazas no son más que productos creados por el mismo ser humano; las armas nucleares son producto de nuestro propio avance científico y su uso se justifica por nuestro progreso político. La degradación de la biosfera es producto de nuestros propios descuidos y falta de atención debida a la Tierra que compartimos y las drogas que consumimos no son más que alternativas que cada persona elige por símismo, llevándonos a la idea de que el ser humano ha heredado, a la vez, el concepto y la práctica del auto-aniquilamiento. La posibilidad de muerte cambia la mentalidad de las personas. Las armas nucleares aun se desarrollan, el ser humano es el que las inventa y se auto aniquila Armas nucleares y nuevos peligros: el poder de auto aniquilación, latente en cada ser humano de forma individual se ha intensificado y establecido como una idea concreta y permanente en la mente de la humanidad. Las Contracorrientes y Tomas de Conciencia Si bien la humanidad ha dejado grandes desgracias en su pasado, es bien sabido de que el ser humano cuenta con recursos inagotables para crear. El siglo XX es considerado un siglo “de muerte y de nacimiento”, pues ha dejado muerte como herencia y una ventana hacia un futuro nuevo, un nacimiento de una nueva sociedad. Así pues, podemos avizorar la posibilidad de una nueva, positiva creación para la sociedad moderna. Haciendo uso de su pasado como identidad y energía para enfrentar su presente y preparar su futuro.Una de las herencias que el Siglo XX ha dejado, además de la muerte, es el de las contracorrientes regeneradoras y es por medio de estas que avizoramos nuestro futuro. Las contracorrientes son la verdadera transformación sólo podría llevarse a cabo con una transformación entre sí, operando una transformación global que retroactuaría sobre las transformaciones de cada uno. Todas las aspiraciones que han alimentado las grandes esperanzas revolucionarias del siglo XX, pero que han sido engañadas podrían renacer bajo la forma de una nueva búsqueda de solidaridad y responsabilidad La Contracorriente Ecológica, por ejemplo, que busca desarrollarse y cambiar el curso de los acontecimientos que rodean a nuestra biosfera, lidiando con problemas como su degradación y destrucción. Esta contracorriente no puede más que aumentar con el pasar de los años, mientras más gente toma conciencia y busca una solución. La Contracorriente Cualitativa, que busca priorizar la calidad de vida. La Contracorriente a la Vida Prosaica, que busca una vida dedicada al amor, admiración, pasión y festejo, es decir, una vida poética por sobre otros estilos de vida. Estas son solo algunas de las grandes contracorrientes que se desarrollan constantemente y cada vez con mayor fuerza en el Siglo XX. Las corrientes mencionadas podrían intensificarse y ampliarse durante el siglo XXI, lo cual llevaría a múltiples principios de transformación. Sin embargo, la verdadera transformación solo podría llegar a realizarse por medio de una transformación grupal, la cual provocaría una transformación a nivel global, la cual actuaría por sobre cada transformación de cada individuo Lo que conlleva el peor peligro conlleva también las mejores esperanzas (en la mente humana). La reforma del pensamiento se ha vuelto vital para la humanidad y las contracorrientes ayudan a perseguir esta idea. Esta reforma formula un mundo de posibilidades para el desarrollo de la humanidad. Si el ser humano cuenta con las nuevas tecnologías necesarias para lograr un futuro lleno de esplendor, entonces nuestras posibilidades están ligadas a nuestro cambio de mentalidad. Hay que buscar dominar la ciencia y la tecnología sin que ellas nos dominen a nosotros. La mente humana cuenta con un potencial inimaginable. Nada garantiza que la humanidad haya llegado al fin de su historia, pues la sociedad está conectada a la mentalidad. Las posibilidades sociales están conectadas a las posibilidades cerebrales. El mejoramiento y la transformación siguen siendo posibilidades latentes gracias al progreso de las relaciones entre seres humanos Las tomas de conciencia se han vuelto urgentes y primordiales, pues las posibilidades de progreso antropológico, social, cultural y mental existen, pero sin certificación "científica" o "histórica" alguna de su eficacia y resultado. Debemos desprendernos de la necesidad de estas certificaciones. Identidad y Conciencia Terrenal Todo ser humano desde el siglo XX, vive los mismos problemas fundamentales de vida y muerte y está unido en la misma comunidad de destino planetario. Es por esto que, durante el Siglo XXI, es de vital importancia enseñar al ser humano, haciendo uso primordial de la educación, su identidad como ser perteneciente a la misma Tierra que todos los demás. Si lo que se busca es un cambio radical en el pensamiento humano, se debe empezar por darle al ser humano su propia identidad y esta resulta ser, para todo hombre, la de un organismo perteneciente y responsable de su única “gran patria”, la Tierra. La educación debe encargarse al ser humano un sentimiento de pertenencia a su planeta y que la diversidad cultural no es más que una forma global de alcanzar un desarrollo masivo y positivo. La búsqueda de un mejor avenir debe ser complementaria y no antagonista con el pasado, lo cual incluye la cantidad gigantesca de diversidades culturales que se encuentran en el planeta. Es por esto que la conciencia ecológica, la cual nos hace evidenciar y reconocer nuestros lazos con nuestra biosfera y sus habitantes, es de suma importancia, pues cada cultura cuenta con una historia de la cual aprender. Es por esto que se debe abandonar la idea dominar el universo como seres “superiores” y aspirar por una profunda convivencia sobre la Tierra con todos sus habitantes por igual. Se debe aprender a “estar ahí”, lo que significa poder vivir en comunidad, compartiendo, comunicándose y comulgando. Es aquello que solo se aprende al observar nuestro alrededor y las personas que nos rodean. La conciencia terrenal busca que el ser humano obtenga una conciencia antropológica, que lo reconozca como una unidad dentro de una diversidad. Por otro lado, al reconocer nuestra identidad también debemos asumir la conciencia espiritual, es decir, aquella condición humana que nos permite auto-criticarnos y comprendernos, pues de no haber críticas entre nosotros, no habría desarrollo ni avance alguno, pues recurriríamos a las mismas ideas una y otra vez. Cada cultura, cada lugar, cada persona y cada entidad puede aprender algo distinto de los demás. Aquello que ha sido olvidado por una cultura puede ser enseñado por otra, pero se necesita lograr esto a un nivel global para llegar a un desarrollo pleno. La educación del futuro deberá aprender una ética de la comprensión planetaria. Ideas Secundarias El Ser Humano y su Auto-Aniquilación Pasando por un siglo oscuro y sádico, la humanidad ha ganado el conocimiento profundo de la muerte, inscrito ahora en su propia naturaleza y mente. Ha sido testigo de recurrentes atrocidades en contra de la vida humana, ya sea en guerras o en las mismas calles. Con el tiempo, las personas se dieron cuenta de que la mortalidad también es un arma suicida: El poder quitarse la vida, ya sea rápida o lentamente, es algo posible y fácil de hacer. Así, el ser humano comienza a darse cuenta de que ha llevado a cabo un proceso de auto-destrucción imparable desde tiempos remotos. Se ve evidenciado en la misma invención de las armas nucleares, las cuales destruyen la idea original de que la ciencia existía para el pleno beneficio de la sociedad. Se ve evidenciado en la degradación del medio ambiente. Esta degradación es puramente producto del mismo ser humano que la habita, siendo pasada por alto por varias décadas, dejando que la degradación aumente cada día más. Aun existe gente que ayuda a esta continua degradación, pues el hacerse daño a sí mismos es una posibilidad y una alternativa que ellos mismos escogen. Todo esto se ve potenciado por el uso de las drogas: legales o no legales, que proporcionan una forma de muerte inminente dentro de la sociedad, desde una simple taza de té, o los medicamentos que consumimos cuando estamos enfermos (las conocidas drogas legales), hasta pasta base, cocaína, marihuana, entre otras (drogas ilegales). Nos van destruyendo nuestro interior de una manera lenta pero letal. Todo resulta ser un método de suicidio masivo, incluyendo las enfermedades que nos aquejan. El virus del SIDA, por ejemplo, puede ser fácilmente propagado de forma intencional y la creación de otras enfermedades de fácil propagación se hacen recurrentes en las llamadas “Guerras Biológicas”. El Conocimiento: Un Arma de Doble Filo Desde tiempos inmemoriales la humanidad ha generado respuestas para las preguntas que se plantean y a medida de esto ha generado nuevos conocimientos, pero ¿Quién dice que nuestros conocimientos no nos traicionarán? Se creía que el desarrollo de la ciencia, la historia, la política y otros ámbitos llevarían a nuestra sociedad a un futuro lleno de esperanza y progreso. Estas expectativas se vieron negativamente afectadas con hechos como el atentado a Hiroshima, que nos demostraba que la ciencia y sus conocimientos son ambivalentes. En vez de usar la ciencia para curar enfermedades y ayudar a otras personas, el hombre la utilizó para generar armas de destrucción masiva. El desarrollo de la ciencia permite a la Tierra estar en constante e inmediata comunicación global y proporciona los medios para alimentar a todo el planeta y asegurar un mínimo de bienestar. Sin embargo, esto juega en contra. El ser humano crea las peores condiciones posibles de muerte y destrucción. Por otro lado, la tecnología avanza, pero; ¿Es el ser humano alguien sometido por la tecnología que él mismo ha creado? Por otro lado, nos dimos cuenta de que la historia no tiene reglas ni leyes que nos guiaran hacia un porvenir radiante. Incluso nuestra fe en la democracia se vio traicionada con movimientos Nazis y de otras formas de pensar y manejar grandes masas de gente. Nos vemos traicionados por nuestros propios conocimientos. En nuestra búsqueda por un desarrollo, nos vimos estancados e incluso retrocediendo entre más aprendíamos y descubríamos. El desarrollo industrial llevaba a estragos culturales y poluciones, el desarrollo científico solo llevaba a la creación de más armas, cada vez más efectivas y fáciles de usar y nuestra propuesta democrática solo llevaba a desacuerdos. La civilización del bienestar terminó por producir malestar y nos dimos cuenta de que nuestra fe incondicional en la modernidad, concentrada en la incondicional fe sobre el progreso en la técnica, ciencia, economía y otros resultaba en una modernidad muerta. Inferencias El Legado del Siglo XX: Se deja ver entre sí dos formas, la primera que muestra cuán obscuras pueden ser las intenciones de los seres humanos por conseguir lo que desean, y la segunda ignorando cualquier tipo de altruismo tan solo para imponer una gran ideología que domine el mundo, a través de la evolución tecnológica, sin medir la destrucción que esta puede detonar. La Herencia de Muerte: Desde que el término evolución esta implantado dentro de la sociedad, jamás se ha tomado conciencia de la gran destrucción que puede traer consigo, ni la masacre vivida en durante el siglo XX se compara al miedo que representan las dos “nuevas potencias de muerte”, las armas nucleares y los nuevos peligros dentro de la humanidad. Las Armas Nucleares: Es una gran posibilidad de una extinción total de la humanidad, una muerte globalizada, representó un gran avance tecnológico, que aun acompaña el desarrollo de la humanidad. Los Nuevos Peligros: Conduciendo a la humanidad por una senda de auto-eliminación, la contaminación depravada que nosotros mismos producimos, gracias al avance tecnológico. Sin dejar de lado, peligros como virus que creíamos poder combatir, nos ganan terreno día a día, sin dejarnos de implantar un miedo a la muerte inminente. Agregando así el poder de las drogas, con su tóxico llamado a la extinción propia de cada uno. Sin medir las consecuencias de nuestros actos, el planeta muere. Muerte de la Modernidad: Creíamos que un futuro resplandeciente nos esperaba. Ya estámás que claro que la tecnología puede ser un gran avance, y un gran retroceso si no es bien empleada, pensamos que la razón dominaría nuestros actos, pero no medimos sus resultados adyacentes, como matábamos lentamente el sistema político, a través del egoísmo, de cómo eliminamos parte del planeta cada día. Si la modernidad fuera un desarrollo contante de esto, sería un concepto sin sentido, sin valor alguno ya que estaríamos retrocediendo en un mundo sin vida. La Esperanza: Gracias a todo lo que ha enseñado el siglo XX (del sufrimiento a la “estabilidad”), podríamos mejorar nuestras vidas. Es aquí donde la educación juega un papel fundamental, proponer una apertura de la mente, para atender lo nuevo que nos espera, una nueva forma tecnológica, política, económica y por supuesto educacional. El aporte de las Contracorrientes: Nacidas bajo el amparo de otras visiones, proponen nuevas formas de ver las cosas, siendo, a veces, mucho más simples de notar, es tratar de volver a lo primordial, lo original, para poder así, civilizar el mundo, proporcionando una transformación global e interpersonal, que permita conocer lo que realmente sucede en este perturbado planeta. En el Juego Contradictorio de las Posibilidades: Para poder lograr una insigne humanidad, es necesario de primera mano eliminar la dependencia que existe entre la ciencia-técnica, y la muerte-esclavitud. Estos conceptos no permiten un perfecto desarrollo humano. Todo lo relacionado ha esto apunta a una innovación, reformar el pensamiento humano, partir desde cero, para poder así revelar y encontrar los errores que tenemos como sociedad multicultural moderna, donde conceptos como amor, solidaridad, altruismo o otros no se consideren obsoletos, sino que den un nuevo desarrollo a la vida humana, una nueva ideología, marcada por los “nuevos seres (nosotros)” que poblaran nuestra tierra. La identidad y la conciencia terrenal: Principalmente se exige una unión del planeta, de la sociedad, de los seres humanos, para lograr esto se necesita una conciencia y cambio reformativo de pensamiento, una idea en común que nos una como humanidad, que nos enseñe a vivir, compartir, comunicarnos. No solo tratar de dominar a las masas sino acondicionarlas, para conseguir algo mejor. Por otra parte, la posibilidad de salvar la vida y diversidad humana, desarrolla nuestras propias identidades, la de ciudadanos terrestres. La vida consiste en oponer resistencia a la muerte para enmarcar el objetivo de un anhelo educativo. A partir de esto la educación deberá enmarcarse en una comprensión planetaria. Hilo conductor. El siglo XX comprende un periodo que nos ha heredado de dulce y agras, pasando por innumerables batallas, masacres, sufrimientos, pesadillas, que han dado a entender a la humanidad que un mundo sin unión no tiene sentido. Producto de los conflictos anteriores se suma también y sin fin de avances, que tal vez cumplieron su cometido, pero no midieron las consecuencias de sus actos. Es en este siglo surgen también las contracorrientes que sirven para dar un nuevo sentido a lo que ya se conocía e implementando una nueva forma de pensar, en búsqueda de solidaridad y responsabilidad. A fin de cuentas lo que se busca con todo esto (bajo el producto de lo que se vivió durante el siglo ya mencionado), es una unión planetaria y el concepto o noción de tierra patria que es aceptar a vivir, compartir, comunicarse y comulgar en pos de una diversidad cultural, que nos permite hacer mejores habitantes de la tierra. Por ende se pretende transformar a la especie humana en verdadera humanidad que es el sentido global de toda educación. Criticas No consideramos que el concepto de “lo utópico de la educación”, que se ha presentado con anterioridad, sea estrictamente así. La utopía, es un término que expresa algo que se espera pero que es imposible que, es decir, no se puede llevar a cabo o no se tendrá un resultado positivo. Al realizar nuestro trabajo hemos discrepado con esto, ya que si a la sociedad se le proporciona las herramientas y facilidades para sostener un mejor proceso educativo, lo que plantea Edgar Morín es posible. Las herramientas que según nuestro criterio son proporcionadas para un mejor proceso educativo encontramos: Implementar mejor educación en el nivel pre-básico de la colegiatura (pre-kínder y kínder). Científicamente está comprobado que los niños tienen un mayor desarrollo cognitivo en sus primeros años que abarca la educación parvularia en Chile. Estos primeros años son primordiales para formar una base sólida para el resto de la escolaridad y la vida en general. Durante muchos años ha seguido el concepto “…La educación del futuro” y ya estamos en el futuro, nosotros somos el futuro, si bien tenemos la meta, no hemos cambiado la forma de pensar para lograr lo que nos hemos propuesto. Además consideramos que el planteamiento de las ideas es correcto, pero la forma en la que se dan a conocer no lo es. El autor, utiliza determinados conceptos, que la mayoría de las personas no conoce, e incluso utiliza estos mismos para introducir nuevas palabras, es decir hace que el texto se vuelva redundante al momento de explicar la teoría. Conclusión Al leer este libro y en especial este capítulo, podemos concluir que la educación juega un rol importante en el futuro de la humanidad, pues para generar un cambio relevante en nuestras acciones, se debe empezar por cambiar la línea de pensamiento que seguimos. Así pues, por medio de la educación debemos enseñar y aprender sobre nuestro pasado, sobre las enseñanzas que nos ha dejado y los errores que no debemos volver a cometer. Debemos aprender que nuestras acciones están relacionadas a nuestra mente y que el uso que le demos a los avances científicos y políticos dependen enteramente de la visión que tengamos de ellos. Todo error y acción pasada no es más que una enseñanza; una base que no hay que ignorar y de la cual hay que aprender. Lo que hemos sido en el pasado es lo que somos ahora y seremos mañana. El hombre es un individuo perteneciente al planeta Tierra, al igual que otros miles de millones de personas. Si queremos lograr una transformación global, que involucre un cambio positivo de nuestro modo de vivir y actuar, debemos aprender que todos tenemos, en primera instancia, una misma patria, siendo esta nuestro planeta. Todas las culturas tienen sus virtudes, sus experiencias, sus sabidurías al mismo tiempo que sus carencias y sus ignorancias. Es en este rencuentro con el pasado que un grupo humano encuentra la energía para enfrentar su presente y preparar su futuro. La enseñanza de un pensamiento policéntrico; de a prender a vivir, compartir, comunicarse como humanos del Planeta Tierra y no solamente ser parte de una cultura, sino también ser habitantes de la Tierra, es una de las enseñanzas más relevantes que la educación debe asimilar y enseñar el mañana. En definitiva, podemos concluir que comprender es aprender y re-aprender de manera permanente. El camino de la comprensión entre culturas, pueblos y naciones pasa por la generalización de las sociedades democráticas abiertas. Dada la importancia de la educación en la comprensión a todos los niveles educativos y en todas las edades, el desarrollo de la comprensión necesita una reforma planetaria de las mentalidades y, precisamente, esa debería de ser la educación del futuro. Bibliografía • Simmons, Dan. Hyperion. Barcelona: Ediciones B. • Pérez, Irene. Ideas Principales. Fuente electrónica. Cisolog: http://cisolog.com/sociologia/los-siete-saberes-necesarios-para-la-educacion-del-futuro/ - 08/06/13